20
ISSN: 2411-0094 (en línea)
Revista Científica de Ciencias de la Salud,
2020: 13(2), 20-33
Estilo de vida saludable, nivel de glucosa e IMC en adultos del Valle de
Amauta – Ate Vitarte – Lima - 2020
Healthy lifestyle, glucose level and BMI in adults from the Amauta Valley - Ate
Vitarte - Lima – 2020
Carla Hurtado Casanca
1
, Noelene Atoc Ventocilla
2
, Mery Rodríguez Vásquez
3
RESUMEN
Objetivo: Determinar la relación entre los estilos de vida saludable, glucosa e IMC en adultos del Valle
de Amauta – Ate Vitarte – Lima 2020. Metodología: Diseño no experimental, enfoque cuantitativo,
de corte transversal y de tipo correlacional. La muestra está compuesta por a 175 adultos de ambos
sexos de edades entre 18 a 64 años. Se recolectaron los datos a través de un cuestionario sobre estilo
de vida; además, se tomaron medidas antropométricas como peso y talla para determinar el Índice de
masa corporal (IMC), así mismo, se evaluó el nivel de glucosa. Resultados: El 82.7% de la población
evaluada presentó un estilo de vida saludables y solo el 17.7% una condición poco saludable; así
mismo, el 77.2% no realizaba actividad física, encontrando que el 52.6% realiza actividad ligera. En
cuanto al consumo de alcohol y otras drogas, el 94.2% es saludable; también, el 76.0% informó tener
un sueño adecuado y el 24.0% tenía una mala calidad de sueño. En cuanto a los hábitos alimentarios,
81.2% es saludable, un grupo de 18.9% no tiene hábitos saludables, también el 68.0% no tenía un
autocuidado. Se encontró que el 42.3% presentó diabetes. Finalmente, el 34.3% tenía un IMC normal,
42.3% presentó sobrepeso y 23.4% presentó obesidad. Conclusión: Existe relación entre el estilo de
vida, los niveles de glucosa y el IMC de los participantes. Además, el estudio demuestra que la falta de
actividad física está relacionado al aumento del IMC, que a la vez se asocia a los niveles de glucosa
elevados. Por lo tanto, si se hace una modicación del estilo de vida, condición física y deporte,
recreación y manejo del tiempo libre, consumo de alcohol y otras drogas, sueño, hábitos alimentarios
y autocuidado, y cuidado médico, puede ser de gran ayuda para la prevención de enfermedades
metabólicas.
Palabras clave: Estilo de vida, IMC, glucosa.
ABSTRACT
Objective: To determine the relationship between healthy lifestyles, glucose and BMI in adults from the
Amauta Valley - Ate Vitarte - Lima - 2020. Methodology: Non-experimental design, quantitative, cross-
sectional and correlational approach. The sample is made up of 175 adults of both sexes between
the ages of 18 and 64 years. Data were collected through a lifestyle questionnaire; Furthermore,
anthropometric measurements such as weight and height were taken to determine the Body Mass
Index (BMI), and the glucose level was also evaluated. Results: 82.7% of the evaluated population
presented a healthy lifestyle and only 17.7% an unhealthy condition; likewise, 77.2% did not perform
physical activity, nding that 52.6% performed light activity. Regarding the consumption of alcohol and
other drugs, 94.2% are healthy; Also, 76.0% reported having adequate sleep and 24.0% had poor
1
Policlinico DaSalud: Lima, Perú.
Orcid ID: 0000-0002-0995-2062
2
Universidad Peruana Unión, Lima, Perú
Orcid ID: 0000-0001-8754-5481
3
Universidad Peruana Unión, Lima, Perú
Orcid ID: 0000000326167979
Esta obra está bajo
una Licencia Creative Commons
Atribución 4.0 Internacional
Investigación Original / Original research
Revista Científica de Ciencias de la Salud, 2020: 13(2), Julio-Diciembre
DOI: : https://doi.org/10.17162/rccs.v13i2.1424
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sleep quality. Regarding eating habits, 81.2% are healthy, a group of 18.9% does not have healthy
habits, and 68.0% did not have self-care. It was found that 42.3% had diabetes. Finally, 34.3% had
a normal BMI, 42.3% were overweight, and 23.4% were obese. Conclusion: There is a relationship
between the lifestyle, glucose levels and BMI of the participants. In addition, the study shows that lack
of physical activity is related to increased BMI, which in turn is associated with elevated glucose levels.
Therefore, if a modication of the lifestyle, physical condition and sports, recreation and free time
management, consumption of alcohol and other drugs, sleep, eating habits and self-care, and medical
care is made, it can be of great help to the prevention of metabolic diseases.
Keywords: Lifestyle, BMI, glucose.
INTRODUCCIÓN
Las enfermedades crónicas no transmisibles
(ENT) son afecciones de larga duración,
las cuales se deben a diversos factores
como genéticos, siológicos, ambientales y
conductuales. Las causas de las ENT son
multifactoriales, entre las más destacadas se
encuentran una vida poco saludable, dietas
inadecuadas, la falta de actividad física, el
consumo de tabaco y el uso nocivo de alcohol.
Los adultos, con niveles elevados de glucosa y
un IMC fuera de los rangos establecidos, corren
mayor riesgo al presentar ENT tales como
hipertensión, obesidad, diabetes mellitus tipo
2, enfermedades cardiovasculares y diferentes
tipos de cáncer. La Organización Mundial de
la Salud (OMS) (2018), declaró “que las ENT
cobran la vida de 41 millones de personas cada
año, lo que equivale a un 71% de las muertes
que se dan en el mundo. Así mismo, cada año
mueren 15 millones de personas de las edades
de 30 a 69 años, en los países de ingresos
bajos y medio”. La OMS (2020) declaró “que
2.8 millones de personas mueren cada año
por causa de obesidad y sobrepeso; también,
el 39% las personas de 18 a más edad tienen
sobrepeso y el 13% son obesos”. La Federación
Internacional de Diabetes informa (2019), arma
que “425 millones de adultos tenían diabetes”.
En América Latina, de acuerdo a la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) (2018) “cerca
de 58% de los habitantes vive con sobrepeso;
así mismo, la obesidad afecta a 140 millones de
personas, esto es un 23% de la población”.
Por otro lado, en Perú, según el Instituto
Nacional de la Salud (INS), “para el año
2019, se estima que el 69.9% de adultos
tenían sobrepeso y obesidad, afectando a los
escolares, adolescentes, adultos jóvenes y
adultos mayores en un 32.3%, 23.9%, 42.4%
y 33.1%, respectivamente”. El Ministerio de
Salud, en el periodo 2005 a 2018, informó que
la prevalencia nacional de diabetes mellitus tipo
2 se incrementó de 2.1% a 22.1% casos por
cada 100 000 habitantes; el sexo femenino es
el de mayor prevalencia. Asimismo, las regiones
geográcas con mayor prevalencia fueron
la Costa de 3.8% a 35.3% por cada 100.000
habitantes y Selva de 1.1% a 22.1% por cada
100.000 habitantes. Los departamentos con
mayor incremento en la prevalencia fueron
Cajamarca (1733.3%) y Puno (1704.2%),
observándose departamentos como Tumbes,
Ica, Lambayeque, Callao, Lima, Loreto y Madre
de Dios con prevalencias mayores al promedio
nacional (Ccorahua Et al,2019).
La obesidad es una enfermedad compleja que
consiste en tener una cantidad excesiva de
grasa corporal; se caracteriza por un índice de
masa corporal igual o superior a treinta. Las
causas pueden ser por genética, conductuales,
metabólicas y hormonales. También al ingerir
más calorías, teniendo menos desgaste, como la
actividad física; así mismo, la ingesta de alimentos
ricos en grasa, sal y azúcares, siendo pobres en
vitaminas, minerales y otros micronutrientes, otro
factor es el sedentarismo y eso se debe a los
métodos modernos, trabajo en ocinas, transporte
y etc. La consecuencia de tener obesidad aumenta
a tener problemas médicos aumenta el riesgo de
enfermedades y problemas de salud, tales como
enfermedad cardíaca, diabetes, presión arterial
alta y ciertos tipos de cáncer. Si la persona sufre
de obesidad tiene mayor riesgo de sufrir diabetes
(Moreno, 2012).
Prediabetes son niveles de glucemia, que se
encuentra por encima de los valores normales,
pero por debajo de los niveles para clasicar
como diabetes, se considera riesgo para
la predicción de diabetes y complicaciones
vasculares (Diaz et al, 2011).
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La diabetes es una enfermedad crónica que
aparece cuando el páncreas no produce insulina
suciente o cuando el organismo no utiliza
ecazmente la insulina que produce. El efecto
de la diabetes no controlada es la hiperglucemia
(aumento del azúcar en la sangre). La causa se
sufrir diabetes es tener sobrepeso u obesidad.
Según un estudio realizado en Estados Unidos,
por cada kilo de peso que gana la gente, aumenta
en 4.5% la probabilidad de desarrollar diabetes
(Durán et al, 2012). Otra causa es genética, ya
que las personas con antecedentes familiares
son más propensos a sufrir con diabetes, vida
sedentaria, esto conlleva la falta de ejercicio o
actividad física contribuyendo a acumular mayor
grasa abdominal; además, no realizar actividad
física genera que se ralentice el metabolismo de
la glucosa y los hábitos alimentarios inadecuados
como una dieta pobre e inadecuada, siendo
el consumo de alimentos ricos en hidratos de
carbono y grasa provoca alteraciones en los
niveles de glucosa y en la producción de insulina.
Las consecuencias de la diabetes no tienen
curación, pero sí se puede controlar; afecta a la
visión, a los riñones, provoca infarto de miocardio
o trombosis y hemorragia cerebral (SEMI, 2019).
Es evidente que los malos hábitos alimentarios
de esta tesis pretenden exponer que los hábitos
alimentarios, tiene que ver mucho con el trastorno
de sobrepeso y obesidad, causando la enfermedad
de la diabetes. En la revisión analizaremos
estudios desarrollados, enfocándonos a mejorar
los hábitos de alimentación para lograr tratar
y prevenir su aparición de dicha enfermedad.
Este trabajo tiene como objetivo determinar la
relación entre los estilos de vida saludable, nivel
de glucosa en IMC en adultos.
METODOLOGÍA
La presente investigación corresponde a un
diseño no experimental y de corte transversal,
debido a que no se han manipulado variables y
los datos serán tomados en un solo momento.
El alcance del estudio es correlacional, ya que
se busca identicar si existe relación entre la
identidad de género y el funcionamiento familiar
(Hernández, Fernández y Baptista, 2014).
Participantes
La muestra fue no probabilística por conveniencia,
estuvo conformada por 175 adultos de ambos
sexos de edades entre 18 a 64 años.
Instrumentos
Se utilizó para la recolección de datos:
cuestionario sobre estilos de vida saludable,
cha de registro antropométrico (peso, talla,
IMC, registro de nivel de glucosa y el registro de
datos demográcos.
Ficha de registro
En los datos demográcos se tomó en cuenta
la edad de la persona (mayores de 18 hasta los
64 años), el sexo si es femenino o masculino,
estado civil, lugar de procedencia, condición
laboral, ocupación, actividad que ejercen y
antecedentes patológicos (para nuestro estudio
se seleccionó sin antecedente patológico).
Cuestionario sobre estilos de vida saludable
El cuestionario empleado comprende seis
secciones. Se evaluó las condiciones de
actividad física, la recreación y manejo del
tiempo libre, el consumo de alcohol, tabaco y
otras drogas, el sueño, los hábitos alimenticios
y autocuidado, y por último el cuidado médico.
Se realizaron las preguntas según los ítems,
con las opciones para marcar como: siempre,
frecuentemente, algunas veces y nunca. Cada
cuestionario fue entregado a la persona y
contestada de manera personal.
Ficha de registro antropométrico
La recolección de los datos antropométricos se
realizó siguiendo las normas de la Guía Técnica
para la Valoración Nutricional Antropométrica
de la Persona Adulta. Para la evaluación del
peso, se utilizó la balanza de tipo reloj calibrado,
ubicada en una supercie plana, lisa y horizontal.
Se solicitó, a la persona, quitarse los zapatos y
el exceso de ropa. Para la medición de talla,
se utilizó el tallímetro jo de madera, se colocó
en una supercie lisa y plana; de igual manera,
se vericó el tope móvil para que deslice
suavemente, se procedió a la medición de
talla, explicando a la persona el procedimiento
y solicitando su colaboración; así mismo, se le
pidió que se quite los zapatos, exceso de ropa,
accesorios u otros objetos en la cabeza o cuerpo
que intereran con la medición; se le indicó
dónde tenía que estar en el tablero: de espaldas
en el tablero con una posición erguida, de mirada
al frente, con brazos al costado del cuerpo con
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las palmas de las manos descansando sobre los
muslos, los talones juntos y las puntas de los
pies ligeramente separados; luego, se procedió a
medir con el tope móvil del tallímetro hasta hacer
contacto con la supercie superior de la cabeza.
Se evaluó el IMC según el índice de Quetelet y
la clasicación fue según la Guía Técnica para
la Valoración Nutricional Antropométrica de la
Persona Adulta del Ministerio de Salud del Perú
(MINSA): bajo peso, ≤ 18.5; normopeso, ≥ 18.5-
24.9 kg/m2; sobrepeso, entre 25.0 a 29.9 kg/
m2; obesidad grado I, entre 30 - 34.9 kg/
m2; obesidad grado II, entre ≥ 35-≤ 39.9 kg/m2 y
Obesidad III, ≥ 40 kg/m2.
Muestra de glucosa:
Se utilizó un glucómetro digital con sus
respectivas tiras reactivas y lancetas. Se le
solicitó a la persona que debía estar en ayunas;
luego, se procedió a desinfectar un dedo con
ayuda de un algodón y alcohol; una vez lista,
se procedió a pinchar con la lanceta y tomar la
muestra con la tira y colocar en el glucómetro,
se esperó el resultado unos segundos. Fue
clasicado de la siguiente manera: <99 mg / dL
niveles bajos, 100 125mg / dL nivel normal y
>126 mg / dL elevado
Análisis de datos
Para el registro y orden de datos, se ingresaron
los datos en el programa de Microsoft Excel
versión 2013. Para el procesamiento y análisis
de datos, se utilizó el programa SPSS versión
25. Para ver la distribución y relación de
variables, se utilizó la prueba estadística de Rho
de Spearman.
RESULTADOS
Para una mejor comprensión del perl
sociodemográco, se realizaron tablas
descriptivas, con la nalidad de encontrar
posibles relaciones en los datos recolectados.
De acuerdo a la tabla 1, la muestra estuvo
formada por 175 personas de ambos géneros,
71.4% correspondiente al género femenino y
el 28.6 % al género masculino, el 74.9% tienen
entre 30 a 59 años y el 25.1% de 18 a 29 años.
El 63.4% era soltera y solo un 36.6 % estaban
casados. Un gran número de participantes,
58.3% es de la sierra, 30.3% de la costa, el
10.3% de la selva y un 1.1% del extranjero.
Con respecto a la condición laboral, la mayoría
de las personas, 52% son de auto sostén y el
48% dependientes. Asimismo, el 29.1% tiene de
ocupación comerciante, 26.3% de otros, 22.9%
de obrero y el 21.7% de ama de casa.
Tabla 1
Características sociodemográcas de la muestra
Variable n %
Edad
18 a 29 años 44 25.1
30 a 59 años 131 74.9
Sexo
Masculino 50 28.6
Femenino 125 71.4
Estado civil
Soltero 111 63.4
Casado 64 36.6
Lugar de procedencia
Costa 53 30.3
Sierra 102 58.3
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Selva 18 10.3
Extranjero 2 1.1
Condición laboral
Dependiente 84 48.0
Autosostén 91 52.0
Ocupación
Ama de casa 38 21.7
Comerciante 51 29.1
Obrero 40 22.9
Otros 46 26.3
La tabla 2 muestra, en cuanto al estilo de vida,
un 78.9% en estado saludable, 17.7% poco
saludable y un 3.4% muy saludable. Con relación
a la actividad física, el 40.6% de la población
era poco saludable, 36.6% no saludable, 20%
saludable y el 2.9% muy saludable.En cuanto
a recreación, se obtuvo que el 42.3% es poco
saludable, el 44.6% saludable, también, el 8%
muy saludable y solo el 5.1% no saludable.
Analizando los resultados con respecto al
consumo de alcohol se obtuvo que, el 65,1%
muy saludable, 29.1% saludable, 5.7% poco
saludable.
En los resultados de la variable de sueño, se
encontró que el 58.9% y 17.1% son saludables
y muy saludables, encontrándose también que
23,4% poco saludable y el 6% no saludable.
En otro apartado, fueron preguntados por sus
hábitos alimentarios, se detectó que 74.9% y
18.9% son saludables y poco saludables y 6.3%
muy saludables.
En la tabla, también se encuentra el autocuidado
poco saludable 49.1% y 18.9 no saludable; así
mismo, 25.1% saludable y 6.9% muy saludable.
Tabla 2
Estilos de vida saludable
Variable n %
Estilos de vida
No saludable 0 0
Poco saludable 31 17.7
Saludable 138 78.9
Muy saludable 6 3.4
Condición actividad física y deporte
No saludable 64 36.6
Poco saludable 71 40.6
Saludable 35 20.0
Muy saludable 5 2.9
Recreación y manejo del tiempo libre
No saludable 9 5.1
Poco saludable 74 42.3
Saludable 78 44.6
Muy saludable 14 8.0
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Consumo de alcohol, tabaco y otras drogas
No saludable 0 0
Poco saludable 10 5.7
Saludable 51 29.1
Muy saludable 114 65.1
Sueño
No saludable 1 ,6
Poco saludable 41 23.4
Saludable 103 58.9
Muy saludable 30 17.1
Hábitos alimentarios
No saludable 0 0
Poco saludable 33 18.9
Saludable 131 74.9
Muy saludable 11 6.3
Autocuidado y cuidado médico
No saludable 33 18.9
Poco saludable 86 49.1
Saludable 44 25.1
Muy saludable 12 6.9
Total 175 100.0
En la tabla 3, se observa que el 27.4% y 14.9% presenta prediabetes y diabetes; también, un 57.7 %
tiene como resultado normal.
Tabla 3
Glucosa
Glucosa n %
Normal 101 57.7
Pre-diabetes 48 27.4
Diabetes 26 14.9
Total 175 100.0
En la tabla 4, se evaluó el índice de masa corporal y fueron clasicados como el 42,3% con sobrepeso;
en cuanto a obesidad grado I, II y III con un 17.1%, 5.7% y 0.6%, se encontró también con un 34.3%
en estado normal.
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Tabla 4
Índice de Masa Corporal
IMC n %
Normal 60 34.3
Sobrepeso 74 42.3
Obesidad Grado I 30 17.1
Obesidad Grado II 10 5.7
Obesidad Grado III 1 0.6
Total 175 100.0
En la tabla 5, se registra el análisis correlacional de las variables de estudio. Se encontró correlación
estadísticamente signicativa entre el estilo de vida y el IMC de los participantes (rho=-0.331; p=0.000).
También, se evidenció que el estilo de vida está correlacionado con el nivel de glucosa (rho=-0.232,
p=0.002). Se observa que la Condición física y deporte tienen correlación signicativa con el IMC y el
nivel de glucosa (rho=-0.249; p=0.001) y (rho=-0.271; p=0.000); así mismo, la recreación y manejo del
tiempo libre tienen correlación signicativa con el nivel de glucosa y el IMC (rho=-0,166, p=0,0028),
(rho=-0.322; p=0.000) no se encontró correlación entre el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas
con el IMC y el nivel de glucosa (rho=-0.040; p=0.603 y rho=-0.028, p= 0,709). Se evidencia que
el sueño está correlacionado signicativa con el nivel de glucosa y IMC (rho= -0,174, p=0.021), al
mismo tiempo, los hábitos alimenticios están relacionados estadísticamente entre IMC (rho= -0,170,
p=0,025), pero no hay correlación entre hábitos alimentarios con el nivel de glucosa (rho= -0,076,
p=0,316) y el autocuidado y cuidado médico se encontró que hay correlación en el nivel de glucosa y
IMC (rho=-0.207; p=0.006) y (rho=-0,152, p=0,044).
Tabla 5
Correlación entre el estilo de vida, glucosa e IMC
Glucosa IMC
Rho de Spearman Estilos de vida Coeciente de correlación -,232 -,331
p 0.002 0.000
n 175 175
Condición física y
deporte
Coeciente de correlación -,271 -,249
p 0.000 0.001
n 175 175
Recreación y manejo
de tiempo libre
Coeciente de correlación -,166 -,322
p 0.028 0.000
n 175 175
Consumo de alco-
hol, tabaco y otras
drogas
Coeciente de correlación -0.040 -0.028
p 0.603 0.709
n 175 175
Sueño Coeciente de correlación -,156 -,174
p 0.039 0.021
n 175 175
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2020: 13(2), 20-33
Hábitos alimentarios Coeciente de correlación -0.076 -,170
p 0.316 0.025
n 175 175
Autocuidado y cui-
dado médico
Coeciente de correlación -,207 -,152
p 0.006 0.044
n 175 175
DISCUSIÓN
En este estudio, se evidenció relación entre las
variables de estilos de vida saludable, glucosa
e IMC en una población adulta. Se observa en
la tabla 1, los resultados sociodemográcos,
encontrando que la mayor proporción de la
muestra fue las mujeres. Resultados similares
fueron reportados por Reynaga et al (2016),
“en los que se observaron que la población
estudiada en su mayoría eran mujeres. También
los participantes eran de edades de 30 a 59
años la mayoría eran solteros, procedentes de
la sierra, con condición laboral de autosostén
y en su mayoría comerciantes”. Así también,
lo demuestra Elizondo et al. (2005), “que los
factores sociodemográcos como sexo, edad,
estudios, profesión y estado civil parecen ser
determinantes del estilo de vida”,
Este estudio demuestra que el 78.9% de la
población tenía un estilo de vida “saludable”,
mientras que solo el 3.4% es “muy saludable”.
Resultados casi similares a la presente
investigación fueron presentados por Aguirre
et al. (2015), en los que se evidenciaron que el
83% de la muestra presentó un estilo de vida
adecuado, casi similar, a los estudios de Triviño
et al. (2009), muestran que, solo el 56.5% tiene
un buen estilo de vida. Se evidenció también,
en este estudio, que ningún participante
presenta un estilo de vida “no saludable” y solo
el 17.7% “poco saludable”, datos congruentes
con los presentados por Silva et al.(2017),
reriendo un estilo de vida no saludable para un
grupo minoritario, lo cual Ribeiro et al.(2019),
con respecto al estilo de vida, en su estudio
evidencia una alta prevalencia de malos hábitos
alimenticios, en discordancia a lo reportado,
Barragán et al.(2015), muestra que el 66.40%
presenta un estilo de vida regular. En la revisión
de Mora (2012), menciona que la práctica
de estilos de vida, ayuda a mejorar la calidad
de vida para reducir el riesgo de desarrollar
enfermedades crónicas.
Además, se encontró una correlación entre
el estilo de vida, IMC y glucosa como se
observa en la tabla 5. Estos resultados son
casi similares los reportados por Reséndiz et al.
(2010), quienes en su investigación encontraron
valores semejantes al estudio, encontrando
una prevalencia de sobrepeso tanto en mujeres
y varones, esta población no practica ningún
deporte o ejercicio, entonces es indudable que
el estilo de vida tiene un impacto en la salud de
los adultos. Por otro lado, en la investigación de
Ramírez et al. (2011) demuestran la inuencia del
nivel de glucosa en el estilo de vida en pacientes
con diabetes mellitus II, con la aplicación de un
cuestionario de estilo de vida, mostrando que el
80% practica un estilo de vida saludable, lo cual
ayuda a prevenir sus complicaciones en relación
a su enfermedad. Entonces se inere que el
estilo de vida es un conjunto de decisiones que
puede afectar o beneciar la salud, con algún
grado de control voluntario.
Referente a la actividad física y deporte, se
muestra que el 22.9% de la población es
“saludable y muy saludable”, valores casi
similares a los informados por Reynaga et al.
(2016), en los que el 13.5% practica ejercicio
o deporte. Por otra parte, la investigación
evidencia que el 77.2% presenta una actividad
física y deporte “no saludable y poco saludable”;
de la misma forma, Reynaga et al. (2016). en
su investigación. mostraron valores elevados
en la población evaluada, donde el 86.5% no
realizaban actividad física. Estos valores, se
pueden relacionar con las largas horas de
trabajo y poca actividad física a la que está
sometida la población, así lo demuestra el
estudio realizado por Álvarez et al. (2016), donde
más del 54% permanece sentado entre 7 y 12
horas diariamente, indicando un menor tiempo
para realizar ejercicio. De la misma forma,
Molina et al. (2016), en su población estudiada,
manifestaron pasar sentados, entre 5 a 8 horas
al día, teniendo una mayor conducta sedentaria.
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Como también en estudios de Velandia et al.
(2015) mencionan que la principal razón por
la cual no realizan actividad física es la pereza
(51%). Además, en una Encuesta Nacional de
Salud (ENS) se indicó que, en España, el 40%
de la población adulta se declara sedentaria, ya
que en su tiempo libre se dedican a ver televisión,
ir al cine, entre otros; de igual forma, en esta
población, permanecen sentados (37,8%) en
su mayoría. Biswas et al. (2015) menciona
que “el tiempo de sedentarismo prolongado es
perjudicial para la salud”. Además, para Carson
et al. (2016) “diferentes comportamientos
sedentarios pueden tener impactos en varios
indicadores de la salud”. Asimismo, es necesario
saber los benecios que nos otorga la actividad
física para la salud, así lo menciona Reynaga et
al (2016).
Con respecto a la relación existente entre
actividad física y deporte con el nivel de glucosa,
se encontró una relación signicativa, como se
muestra en la tabla 5. Es coherente al estudio de
Leiva et al, (2017), demostrando que existe una
relación alta entre sedentarismo y glucosa. El no
cumplimiento de actividad física se asocia a una
mayor probabilidad de personas con sobrepeso
y obesidad, y en un futuro personas diabéticas,
con sedentarismo y falta de actividad física serán
más propensas a desarrollar enfermedades
crónicas no transmisibles. Sin embargo, Díaz
et al. (2018) mencionan “que a mayor nivel de
actividad física se asocia a un perl metabólico
saludable y por ende, reducir desarrollar
sobrepeso, obesidad, diabetes y síndrome
metabólico”. De igual manera, Hernández et al.
(2010) mencionan que “el ejercicio físico es pilar
fundamental; se recomienda realizar ejercicios
aeróbicos en los diabéticos, esta práctica trae
múltiples benecios, destacando la mejoría en el
control metabólico y puede ayudar a prevenir las
enfermedades”. Para ello, existen estudios como
el de Lindström et al. (2006) de intervención de
estilo de vida que tuvo como resultado un 43%
de reducción en la pérdida de peso y mayor
actividad física.
Así mismo, se encontró una relación
signicativa entre actividad física y deporte con
el IMC. De igual manera, Leiva et al. (2017)
mencionaron que “los sujetos con inactividad
física presentaron un mayor IMC siendo en su
estudio de alta correlación, estos resultados
son muy relevantes, porque muestra sobre los
efectos que tiene el sedentarismo, en donde
el gasto energético es menor”. Entonces no
cumplir con las recomendaciones de actividad
física se asocia con mayores niveles de IMC,
como menciona Díaz et al. (2018) en su estudio.
Además, Heliodoro et al. (1999) hacen mención
que hay una relación entre IMC y la actividad
física donde se menciona que la actividad física
es importante en las personas, teniendo un
impacto favorable en los indicadores de la salud
y así tener una mejor salud.
Referente a recreación y manejo de tiempo
libre en este estudio, se encontró que el 52,6%
de la población estudiada es “saludable y muy
saludable”. Estudios casi similares a los de
Sobejano et al. (2009), donde se observa que
la mitad de la población es activa en su tiempo
libre con una respuesta de 73.4%. Con respecto
a recreación y manejo de tiempo libre, el
47.4% “poco saludable y no saludable”; valores
semejantes a los reportados por Maestre et al.
(2015), donde la prevalencia de inactividad física
en el tiempo libre fue 53.9%. En este estudio se ve
una asociación entre la falta de actividad física y
el tiempo libre; así también, lo menciona Gómez
et al. (2020), donde se identicó que el 25.9% de
su población estudiada son insucientemente
activos; además, se menciona que es importante
educar la promoción de la salud y de hábitos de
vida saludable en su tiempo libre. Por otro lado,
Sobejano et al, (2009), también, resalta que
tener el conocimiento de las ventajas de realizar
actividad física en el tiempo libre está asociado
con la prevención de diferentes enfermedades;
asimismo Wu et al. (2016) hacen mención que
el equilibrio de trabajo y la recreación están
signicativamente asociadas, lo cual se debe
promover un estilo de vida más saludable que
mantenga ese equilibrio para así poder reducir
enfermedades.
Con respecto a la relación entre recreación y
manejo de tiempo libre e IMC, según Vidarte et
al. (2012), en su estudio mencionaron que, “los
niveles de dependencia y asociaciones entre el
nivel de sedentarismo y el factor de riesgo IMC,
existe una relación directamente proporcional
entre variables antropométricas, siológicas y
socioculturales y la práctica de la actividad física
que se convierten en factores determinantes de
los niveles de sedentarismo”. Así mismo, Calero
et al. (2016) realizaron un estudio con el objetivo
y el diseño e implementación de práctica de un
grupo de actividades físico y recreativas para
disminuir el IMC de la obesidad, y los resultados
de este estudio fueron favorables ya que si hubo
una disminución favorable del IMC.
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Con respecto a la relación de recreación y manejo
del tiempo libre y glucosa, según Zaranza et al.
(2010), armaron que, personas con diabetes
pueden mejorar la reducción de la glucemia,
realizando actividades físicas en su tiempo libre.
Asimismo, Baquero et al. (2017) reportaron en
su estudio que “más del 50% de los funcionarios
presentan una enfermedad relacionada con el
sedentarismo a causa de falta de actividades
físico-recreativas”. Del mismo modo, Vidarte
et al. (2012) mencionaron que “el 72.7% de la
población de edades entre 18 a 60 años, tiene
un estilo de vida sedentario”. Entonces de este
modo, Baquero et al. (2017), demostraron
la importancia de implementar actividades
físico-recreativas para reducir el porcentaje de
casos ligados a enfermedades relacionadas al
sedentarismo.
Con referencia al consumo de alcohol, tabaco y
otras drogas, el 94.2% presentó una condición
entre “muy saludables y saludables”, valores
similares a los de Castro et al. (2017), donde el
92.2% del grupo estudiado no fumaron y el 50%
no consumía bebidas alcohólicas. Así mismo,
Fernández et al. (2016), encontraron que en el
76.9% del grupo estudiado, no se evidenció el
consumo de tabaco. También, esta investigación
muestra que 5.7% de la población es “poco
saludable y no saludable”; de igual forma, Castro
et al. (2017) mencionan en su estudio que el 7.2
% tienen una dependencia al tabaco; además,
no se encontró una relación con el estilo de vida
saludable; sin embargo, Gil et al. (2019), reporta
que el consumo de alcohol está asociado a la
inactividad física de forma habitual. Asimismo,
Lorenzini et al. (2015) en su investigación
resaltaron que el tabaquismo tuvo una inuencia
importante (IMC). Los alumnos que no fumaban
tuvieron un IMC mejor, comparado con aquellos
que si fumaban. También en el estudio de Ruiz et
al. (2018) reportaron que el consumo de alcohol
está asociado al sobrepeso y obesidad. Con todo
lo demostrado, Gil et al. (2019) evidenciaron la
necesidad de promover programas de estilo de
vida saludable que fomenten hábitos saludables.
Respecto al nivel de glucosa en este estudio se
muestra que el 57.7% tiene el nivel de glucosa
normal, de la misma forma Heredia (2016),
reportaron un nivel alto de glucosa (82.5%).
Referente a los resultados de “prediabetes”
se encontró que el 27.4% padecía de esta
condición; de manera casi similar Sánchez et
al. (2019) presentaron un 15% con intolerancia
a la glucosa (prediabetes), representando
un alto riesgo de desarrollar diabetes en los
siguientes años. También García et al. (2012),
determinaron la alteración de glucosa en ayunas
en una población urbana presentando un
29,2% de intolerancia a la glucosa, resultados
muy semejantes a los reportados en esta
investigación. Del mismo modo, Stepenka et
al. (2018) demostraron que la prevalencia de
prediabetes representó un 58.5% en la población
evaluada. Además, los resultados presentados
por Salinero et al. (2016), demostraron que
niveles elevados de glucosa en sangre o
prediabetes, representan una probabilidad alta
de desarrollar diabetes en los siguientes 10
años. Por lo reportado, Stepenka et al. (2018),
motivan a realizar intervención programas de
prevención para evitar su avance. En cuanto
a la diabetes, este estudio muestra que el
14.9% de los participantes la padece, de igual
forma, Basto et al. (2016) encontraron valores
aproximados en la prevalencia de diabetes
(13.7%), de los cuales el 30 % desconocía de
su enfermedad, así pues, se sugiere buscar
una estrategia de diagnóstico oportuno, para la
prevención de esta enfermedad. Para ello, se
encontró estudios como Zaranza et al. (2010),
que hay una reducción signicativa en el nivel
de glucosa en pacientes diabéticos.
Acerca del IMC, el 42.3% presenta “sobrepeso”,
hallazgos análogos a los presentados fueron
encontrados por Goday et al. (2013) en los
que la prevalencia de sobrepeso se encontró
una prevalencia de obesidad en un 38.4%. De
igual manera, en un estudio llevado a cabo
por Argüello et al. (2017), se evidenció que el
50.7% presentó sobrepeso; asimismo, en la
investigación de Herrera et al. (2020) el 38,6 %
presentaba sobrepeso en estos dos estudios se
identicó comportamientos negativos asociados
a sus hábitos alimentarios; por esta razón, Leiva
et al. (2017), en su estudio, donde también
presentó un 52.4% con sobrepeso, hace
referencia que la causa es debido a altos niveles
de sedentarismo. Por consiguiente, Goday et al.
(2013) mencionaron que “es necesario promover
programas de prevención temprano”. También
en esta investigación, se encontró que el 23.4%
presentan “obesidad de grado I, II, III”, casi
similar a lo reportado en los estudios de Herrera
et al. (2020), presentando niveles de obesidad
del 39.2%, evidenciando que uno de los factores
de riesgo encontrado fue el sedentarismo.
Asimismo, se encontró que el 34.3% de los
participantes, presenta un estado normal. En
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el estudio de Argüello et al. (2017), reporta que
un 36.9% es diagnosticado con IMC normal,
lo cual es de gran importancia para prevenir
complicaciones metabólicas. En efecto, como
ya se mencionó la alta prevalencia de sobrepeso
está relacionado con los malos hábitos; así lo
menciona Lorenzini et al. (2015), en su estudio,
la población estudiada sin distinción de género,
presentaron sobrepeso, obesidad clase 1 y
obesidad clase 2 (48.87%). Estos resultados se
relacionaron a los malos hábitos alimentarios;
así mismo, el IMC se relacionó con el hábito
del consumo de desayuno; el IMC fue mejor en
los alumnos que desayunaban, en comparación
con los que no lo hacían.
Referente al sueño, según la tabla 2, la minoría
tiene un sueño inadecuado, de acuerdo a Jaime,
et al. (2018), una mala calidad de sueño, puede
presentar estrés, sabiendo que el sueño es
primordial para regenerar las células de nuestro
organismo. Ahora bien, Spiegel et al. (2004)
declaran que la restricción del sueño puede llevar
a una disminución de leptina, y una elevación de
la grelina, causando un aumento del hambre y
apetito, esto provoca el aumento de consumo de
alimentos con alto contenido de carbohidratos,
llevando a tener sobrepeso. Del mismo modo, en
la tabla 5 encontramos la correlación del sueño
con el nivel de glucosa y IMC. Según Juárez et
al. (2009), el sueño puede dañar la tolerancia a
la glucosa, altera las concentraciones de leptina
y grelina, teniendo mayor susceptibilidad a tener
síndrome metabólico y desarrollar obesidad. Por
otra parte, (Salazar, 2014) encontró una relación
inversa entre horas de sueño, presión sistólica
y diastólica, en glucemia e IMC. Siendo una
correlación entre baja y alta, la prevalencia de
la obesidad ha ido en aumento paralelamente
a la privación parcial crónica del sueño, parece
haber mecanismos relacionados en ambos
fenómenos.
Así mismo, en la tabla 2 se muestra que los
hábitos alimentarios son adecuados, siendo más
de la mitad de la población, presentando una
mínima cantidad que no tiene buenos hábitos
alimentarios. Se evidencia, en la tabla 5, que
no existe correlación entre hábitos alimentarios
y niveles de glucosa. Según López et al.
(2011) la diabetes en adultos es más común
y eso se debe a los factores de sedentarismo,
sobrepeso, hiperglucemia, tabaquismo y
hábitos alimentarios inadecuados. Un estudio
realizado por Moreno Cruz (2013) demostró la
inuencia de los hábitos alimentarios tiene que
ver mucho con la actividad física y el sobrepeso,
se demostró que ellos tienen malos hábitos,
consumen más de su requerimiento, se halló
personas con IMC mayor a 25, presentando
colesterol e hiperglicemia, por el mayor consumo
de azúcar.
De igual manera, en la tabla 2, encontró que
más de la mitad de la población no tiene un
autocuidado y cuidado médico adecuado.
Mientras tanto, Escobar et al. (2013)
demostraron que las mujeres realizan y tienen
más autocuidado, pero no acuden al médico
porque se sienten bien de salud, son ellas las
que practican el autocuidado y muy pocas veces
lo hacen los hombres. Por su parte, Villalobos
et al. (2019) han reportado que muchos no
tiene el autocuidado por los siguientes factores;
la baja escolaridad, bajo estado económico y
lengua indígena, estos factores incrementan
no realizar acciones de autocuidado, por ello
se debe implementar programas de educación
y mejora de atención por parte del personal de
salud. Así mismo, la tabla 5, demuestra una
correlación entre el autocuidado y cuidado
médico y nivel de glucosa, según soler (2016)
es posible que un conocimiento bajo de la
diabetes representa ausencia de autocuidado,
por cuanto, la educación y la promoción de la
salud es primordial, debido a que se relaciona
con acciones en benecio de la salud, tales
como actividad física, nutrición y el autocontrol.
Por otro lado, se encontró correlación entre el
autocuidado y cuidado médico con respecto al
IMC. Según Macías et al. (2018), se sabe que el
sobrepeso es el principal problema que afecta a
la salud de toda la población y tiene una relación
con el manejo de autocuidado, se observa
que la mayoría de la población estudiada
presenta sobrepeso, esto debido a sus hábitos
alimentarios y un décit en el nivel de cuidado.
Esta investigación demostró que el estilo de vida
está relacionado a los niveles de glucosa y el
IMC de los participantes. Además, el estudio
demuestra que la falta de actividad física está
relacionado al aumento de IMC que a la vez se
asocia a los niveles de glucosa elevados. Por
lo tanto, si se hace una modicación del estilo
de vida, condición física y deporte, recreación
y manejo del tiempo libre, consumo de alcohol
y otras drogas, sueño, hábitos alimentarios y
autocuidado y cuidado médico, puede ser de
gran ayuda para la prevención de enfermedades
metabólicas.
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Declaración de nanciamiento y de conictos
de interés:
El estudio fue nanciado por los autores, quienes
declaran no tener conictos de interés
Correspondencia:
Carla Hurtado Casanca
Correo electrónico:
arellyhurtado@upeu.edu.pe
Noelene Atoc Ventocilla
Correo electrónico:
noeatoc@gmail.com
Mery Rodríguez Vásquez
Correo electrónico:
meryrv@upeu.edu.pe
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Recibido: 10/06/2020
Aceptado: 20/09/2020