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Revista Científica de Ciencias de la Salud
2019: 12(2), 25-36
Factores relacionados con los eventos adversos por medicamentos en
niños hospitalizados en una institución de Salud en Sucre 2014-2018
Factors related to adverse events from medicines in children hospitalized in a health
institution in Sucre 2014-2018
Cielo Martínez Reyes
1
, María Horta Murcia
2
, Carmen Martínez Vergara
3
, Sandra Osorio Loaiza
4
RESUMEN
Objetivo: Determinar los factores relacionados con los eventos adversos por medicamentos en
niños hospitalizados en una institución de salud de Sucre-Colombia. Material y métodos: Estudio
observacional descriptivo, retrospectivo y relacional, en el que se analizaron 20 niños que tuvieron
23 Eventos Adversos por Medicamentos entre enero de 2014 y junio de 2018. Resultados. 45% de
los niños eran menores de un año de edad y 91,3% eran polimedicalizados. El EAM más frecuente
fue la ebitis química con un 34,78%. 91,30% eran prevenibles, porque fueron consecuencia de fallas
humanas como error en la prescripción (13,04%), dispensación (13,04%), aplicación del medicamento
equivocado (30,43%), dilución incorrecta (13,04%), no se vericó la permeabilidad del acceso venoso
(8,7%) y 17,3% fueron EAM trazadores, es decir, se cometieron equivocaciones en varias fases
del proceso. 43,47% ocurrieron en la noche. Hubo un EAM centinela y un 65,22% fueron leves. No
hubo evidencia del seguimiento que hizo enfermería después del EAM en un 65,22% de los casos.
Hubo relación estadística entre la prolongación de la estancia (p=0,018), la prescripción (p=0,018),
errores de enfermería (p=0,0023) y sitio anatómico afectado (p=0,001) con la ocurrencia de los EAM.
Conclusiones. Los EAM siempre están presentes, pues son implícitos al cuidado; su prevención
depende del compromiso institucional, de los profesionales ante el correcto cumplimiento de su labor
y de involucrar a los cuidadores y al mismo paciente en su seguridad.
Palabras clave: Cuidado de enfermería, pediatría, medicamentos, seguridad del paciente. Fuente
(DeCS)
ABSTRACT
Objective. To determine the factors related to adverse drug events in children hospitalized in a health
institution in Sucre-Colombia. Material and methods. Observational, descriptive, retrospective and
relational study, in which 20 children were analyzed who had 23 Adverse Events for Drugs between
January 2014 and June 2018. Results. 45% of the children were under one year of age and 91.3%
were polyimedicalized. The most frequent EAM was the chemical phlebitis with 34.78%. 91.30% were
preventable, because they were a consequence of human failures such as error in the prescription
(13.04%), dispensation (13.04%), application of the wrong medication (30.43%), incorrect dilution
(13.04) %), the permeability of the venous access was not veried (8.7%) and 17.3% were EAM
tracers, that is, mistakes were made in several phases of the process. 43.47% occurred at night.
1
Corporación Universitaria Adventista, Medellín, Colombia
Orcid ID: 0000-0003-1545-5094
2
Corporación Universitaria Adventista, Medellín, Colombia
Orcid ID: 0000-0001-8524-700X
3
Corporación Universitaria Adventista, Medellín, Colombia
Orcid ID: 0000-0003-4578-936X
4
Corporación Universitaria Adventista, Medellín, Colombia
Orcid ID: 0000-0002-4420-0536
Esta obra está bajo
una Licencia Creative Commons
Atribución 4.0 Internacional
Investigación Original / Original research
Revista Científica de Ciencias de la Salud, 2019: 12(2), Julio - Diciembre
DOI: https://doi.org/10.17162/rccs.v12i2.894
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There was a sentinel EAM and 65.22% were mild. There was no evidence of nursing follow-up after
the EAM in 65.22% of the cases. There was a statistical relationship between prolongation of stay (p
= 0.018), prescription (p = 0.018), nursing errors (p = 0.0023) and anatomical site aected (p = 0.001)
with the occurrence of them EAM. Conclusions. EAMs are always present, because they are implicit
in care; the prevention depends on the institutional commitment of the professionals before the correct
fulllment of their work and of involving the caregivers and the patient in their safety.
Keywords: Nursing care, pediatrics, medications, patient safety. Sourse (DeCS)
INTRODUCCIÓN
El cuidado, esencia de la Enfermería, es denido
como “la capacidad para de aplicar tecnologías,
técnicas, procedimientos, maquinarias,
acciones o sencillamente hacer cosas a favor
del estado de salud de nuestros pacientes … se
asocia directamente con la relación” (Riquelme,
2012) , lo cual implica el fomento de un entorno
seguro (ICN, 2019). Paradójicamente, al ser una
acción humana, tiene inmersa la probabilidad
del error, del que derivan los eventos adversos
(EA) (Martínez, 2014), más cuando se está en
contacto directo con los pacientes, como ocurre
con los enfermeros. Para el caso de pediatría,
Achury et al (Achury, 2017)), informan que los EA
más frecuentes son: úlceras por presión, ebitis,
caídas, desconexión catéter central, neumonía
asociada a ventilación mecánica, infección
urinaria por sonda uretral y los eventos adversos
por medicamentos (EAM), los cuales aportan una
considerable carga (Martínez, 2019) (Gutiérrez,
2011), por lo que se deduce que cuidado directo
tiene una gran cuota de responsabilidad en
ellos al incumplir los estándares y no aplicar
correctamente los protocolos establecidos.
(Martínez, 2019) (Gutiérrez, 2011)
Hablando de los EAM, los errores más
documentados que los causan son prescripción,
dosis, omisión de la vía de administración y
frecuencia de administración, por lo cual se
puede aseverar que al menos el 50% de los EAM
están relacionados con el cuidado de enfermería.
(López, 2018) Esto podría ser porque “el manejo
de medicamentos es un proceso complejo en el
que intervienen muchas personas y diferentes
profesionales, por ello hay mayor probabilidad
de equivocarse” (MinSalud).
Sus consecuencias son, según Davenport et al
(Davenport, 2017) la prolongación de la estancia
hospitalaria, además de la afectación de la salud
de los niños e incremento en el gasto de recursos
institucionales, tal y como lo arman Vergara
y Fica. (Vergara, 2015) Así, la administración
de medicamentos en pediatría supone un
riesgo mayor, ya que la farmacocinética y
farmacodinamia es diferente en el niño. Por
ello, desde la Organización Mundial de la Salud
(OMS), se ratica que, “necesitamos aprender
más sobre la manera en que los organismos
de los niños reaccionan a los medicamentos
para que podamos mejorar la salud infantil a
escala mundial. Es extremadamente importante
mantenerse al corriente de los posibles efectos
colaterales en las poblaciones infantiles” (OMS,
2007), además de duplicar los esfuerzos para
que dichos EAM disminuyan y se garantice la
seguridad de los niños. (MinSalud)
En Enfermería, esto se traduce de acuerdo con
las premisas de Nightingale en “estar al frente”,
es decir; saber cómo llevar un cargo, porque
“desde la más colosal de las calamidades
hasta el más pequeño de los accidentes, sus
consecuencias tienen a menudo como causa la
falta de quién estaba al frente, o mejor, su no
saber cómo estar al frente” (Nightingale, 1990).
Por ello, cada institución de salud tiene la
responsabilidad de conocer la epidemiología
de sus EAM, sobre todo en pediatría y, en
consecuencia, entablar planes mejoramiento
efectivos. En tal sentido, la investigación
tuvo como objetivo determinar los factores
relacionados con los eventos adversos por
medicamentos en niños hospitalizados en una
institución de salud de Sucre-Colombia.
METODOLOGÍA
Se trata de un estudio observacional descriptivo,
porque aborda las características del fenómeno
de estudio, en este caso los EAM, sin manipular
las variables, mostrando su comportamiento; es
retrospectivo, porque analizaron las historias
clínicas de los niños entre enero de 2014 y junio
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2018; y relacional porque se midió la probable
asociación entre las variables, aportando
probables indicios de causalidad. (Hernández,
2014)
Muestra
Conformada por los que tuvieron EAM entre
enero de 2014 y junio de 2018.
Criterios de selección
Fueron incluidos niños entre un mes y 14
años de edad, que estuvieron hospitalizados
en cualquiera de los servicios de la institución
(urgencias, UCI, cirugía y hospitalización), entre
1 enero de 2014 a 30 de junio de 2018, que
tuvieron EAM con información relacionada con
el acontecimiento. Fueron excluidos aquellos
casos cuyos expedientes estaban incompletos
o se habían extraviado.
Procedimiento
Los casos analizados fueron los suministrados
por la ocina de Seguridad del Paciente
de la institución de salud, cuyas historias
clínicas fueron leídas en su totalidad con el
propósito de extraer los datos de interés,
con respecto a las variables relacionadas
con el paciente (intrínsecas): Edad, sexo,
peso, talla, comorbilidades, historia neonatal,
estancia hospitalaria, polifarmacia, motivo de
consulta, diagnóstico conrmado, alergias; las
relacionadas con el cuidado de enfermería y
otros profesionales: errores en prescripción,
dispensación, preparación y administración de
los fármacos.
En los casos que luego de ser examinados hubo
alguna duda con respecto a la prolongación de
la estancia como consecuencia de los EAM,
fueron leídas por dos expertos: un pediatra y
una enfermera con experiencia y formación en
farmacología.
Manejo de Datos
Inicialmente fueron organizados en una plantilla
del programa Excel versión 2016, y luego
exportados al programa estadístico SPSS
versión 23, para aplicar medidas de estadística
descriptiva. Además, se hizo un análisis
bivariado, tratando de determinar relación
estadísticamente signicativa entre las variables
independientes y la dependiente, utilizando
para ello el Test de Fisher, ideal para establecer
asociaciones en el caso de muestras pequeñas.
En cuanto a los aspectos éticos, se siguió la
Resolución colombiana de investigación 8430 de
1993, que cataloga el estudio como sin riesgo,
pues no se manipularon o intervinieron los
pacientes. Además, se siguieron las directrices
de la ley de protección de los datos personales
(Ley 1581 de 2012), pues se mantuvo bajo
reserva la identicación de los pacientes y
la institución de salud que participaron en el
estudio, el cual fue aprobado por el Comité de
Ética de la Corporación Universitaria Adventista
y de la Institución de Salud, con rma de acta de
condencialidad.
RESULTADOS
Tabla 1
Caracterización de los niños y los EAM.
Variable Categoría Frecuencia Porcentaje
Sexo Masculino 10 50
Femenino 10 50
Edad Menores de 1 año 9 45
De 1 a 5 años 4 20
De 7 a 9 años 3 15
De 10 a 12 años 1 5
Mayores de 12 años 3 15
9 o menos kilos 11 55
Peso 10-19 kilos 2 10
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20-29 kilos 1 5
30-39 kilos 4 20
4050 kilos 2 10
Un Evento Adverso 12 60
Número de EA por niño Dos Eventos Adversos 7 35
Cinco Eventos Adversos 1 5
EAM Administración de medicamento incorrecto 5 21,74
Administración de dosis incorrecta 1 4,35
Dispensación tardía/incorrecta/medicamento no disponible 1 4,35
Dilución incorrecta 1 4,35
Quemadura de III grado en la mano 1 4,35
Flebitis química 8 34,78
RAM por velocidad de infusión/Administracn de medica-
mento del cual se sabe que el niño es alérgico
1 4,35
Omisión de medicamento 2 8,70
Prescripción incorrecta 2 8,70
Aplicación por vía y presentación incorrectas 1 4,35
Quemadura de III grado en la mano 1 4,35
EAM Trazador No 19 82,7
Si 4 17,3
Error de Clasicación No 14 60,87
Si 5 21,74
No Clasicado 4 17,39
Jornada Mañana 6 26,08
Tarde 7 30,43
Noche 10 43,47
Severidad Leve 15 65,22
Moderada 6 26,09
Grave 2 8,70
EAM Centinela No 22 91,3
Si 1 4,30
Prevenible No 2 8,70
Si 21 91,30
Protocolo de canalización No --
Si --
No Registra 10 43,48
No aplica 13 56,52
Cuidados de enfermería catéter Ninguno 12 52,17
Salinización/Permeabilización -- --
11 Correctos -- --
Valoración -- --
Sitio anatómicamente afectado No registra -- --
Extremidades superiores 7 30,43
Extremidades inferiores 3 13,04
Piel (habones/prurito/rash) 3 13,04
Sistema nervioso 3 13,04
Sistema circulatorio 1 4,35
Servicio en el que ocurre el
evento
Desequilibrio electrolítico 1 4,35
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No aplica 5 21,73
Cirugía 2 8,70
Internación 7 30,43
Aliación al sistema de salud UCI 12 52,17
Urgencias 2 8,70
Vinculado -- --
Motivo de consulta Subsidiado 19 82,61
Contributivo 4 17,39
Afecciones de sistema respiratorio 10 43,48
Afecciones del sistema nervioso 4 17,39
Afecciones del sistema osteomuscular 1 4,35
Diagnóstico conrmado Afecciones del sistema genitourinario 2 8,70
Compromiso de varios sistemas 6 26,09
Sistema respiratorio 7 30,43
Comorbilidad Sistema nervioso 2 8,70
Compromiso de varios sistemas, incluida la desnutrición 14 60,87
Prolongación de la estancia
por el EAM
No 11 52,17
12 47,83
Polifarmacia (más de 4 medi-
camentos)
No 20 86,95
Si 3 13,04
Antibióticos formulados y apli-
cados
No 2 8,7
Si 21 91,3
No 1 4,35
Betalactámicos 5 21,74
Antiviral Síntesis Folatos 1 4,35
Lincosamidas 2 8,70
Antiemético No 21 91,30
2 8,70
AINES No 18 78,26
5 21,74
No 3 13,04
Acetaminofén 6 26,09
Antihistamínicos Dipirona 6 26,09
Más de un AINES 8 34,78
Líquidos endovenosos No 21 91,30
Uno 2 8,70
No 5 21,74
quidos sin electrolitos 9 39,13
Corticoides quidos con electrolitos 6 26,09
quidos con y sin electrolitos 3 13,04
No 10 43,48
Uno 10 43,48
Medicamentos implicados Más de uno 3 13,04
Betaláctamicos 3 13,04
Glucopeptídicos 2 8,70
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AINES 1 4,35
LEV 2 8,70
Corticoides IV 4 17,39
Medicamentos inhalados 4 17,39
Líquidos más medicam IV 2 8,70
Más de un medica IV 1 4,35
Alergia Otros 4 17,39
No 18 78,26
Si 5 21,74
Error en la prescripción No Registra -- --
No 20 86,96
Error en la dispensación Si 3 13,04
No 20 86,96
Medicamento incorrecto Si 3 13,04
No 16 69,57
a Incorrecta Si 7 30,43
No 22 95,65
Ver i c ac i ó n de la per me ab ili dad Si 1 4,35
No 2 8,70
Si 20 86,96
N/A 1 4,35
Error en la dilucn
No 7 30,43
Si 3 13,04
No Registra 12 52,17
Seguimiento del niño después
del EAM por parte de enfermería
N/A 1 4,35
No 15 65,22
Si 8 34,78
Variables independientes Característica EAM
F
Sitio de Afectación Extremidades superiores 7 0,001
Extremidades inferiores 3
No Aplica 13
Prolongacn de la estancia por el EAM No 20 0,018
3
Líquidos más medicam IV 2
Más de un medica IV 1
Alergia Otros 4
Error de prescripción No 20 0,018
3
Error de enfermería en cuanto al me-
dicamento
No 16 0,0023
7
Tabla 2
Asociaciones estadísticas entre variables con el Test de Fisher
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DISCUSIÓN
Se hallaron 20 niños que habían tenido 23
EAM, lo que signica que hay algunos que
tuvieron más de un EAM. La mitad de los niños,
eran menores de un año de edad, situación
que diere con el estudio de Rodríguez et
al (Rodríguez, 2017) y de Teles et al (Teles,
2019) en los que los afectados tienen edades
cercanas o menores a cinco años. En lo que se
reere al sexo, los estudios. Teles et al (Teles,
2019), encontraron que los varones estuvieron
presentes en un 60%, de los casos, mientras
que Fajreldines et al (Fajreldines, 2019), vericó
que correspondía a un 48,43 % y en Sucre, la
mitad eran de sexo masculino, por tanto, como
arma Rodríguez (Rodríguez, 2017) no hubo
predominio importante entre géneros. Haciendo
un abordaje de las características de los EAM,
Eshetie et al (Eshetie, 2015) informan que el que
más se presentó fue la ebitis, con un 22.4% de
los casos, superado por el hallado en la clínica
colombiana, donde fue del 34,78%, porque
los fármacos que más recibieron los pacientes
fueron antibióticos intravenosos, los cuales
tienen una osmolaridad que puede lesionar los
vasos si no se realizan las diluciones adecuadas
y no se administran en el tiempo necesario.
También se identicaron fallas en la aplicación
de medicamento, dosis, al igual que en la
investigación de Woo (Woo, 2015), donde el
error de medicación ocurrió en un 41%, mientras
que el medicamento incorrecto en un 21,74%.
Lo anterior se traduce en la necesidad de
implementar estrategias que incentiven la
adherencia a la aplicación de los correctos
y rondas de seguridad por parte de quienes
manipulan los fármacos, comunicar los errores
que se cometen y fortalecer las auditorías
directas a cargo de los profesionales de
enfermería, más cuando los resultados revelan
que el 40% de los niños sufrieron dos y hasta
cinco eventos adversos además de los EAM. No
obstante, este porcentaje es más alentador que
el observado por Feleke et al (Feleke, 2015),
quienes determinaron que, de 263 pacientes, el
56,7% sufrió más de tres tipos de errores en la
administración de medicamentos. Los eventos
trazadores, ocurrieron en un 17,3%, pues
como recalca Piñero, “es extraño que el error
sea consecuencia del descuido o imprudencia
de una sola persona” (Piñero, 2014). Por ello,
resulta necesario reforzar que enfermería, al ser
el último eslabón en la cadena de manipulación
de los fármacos, se constituye en una barrera
trascendental para evitar los EAM, por tanto,
su gestión, supervisión y evaluación continuos
durante la transcripción, preparación y aplicación
de los medicamentos puede constituirse en la
diferencia entre la vida y muerte del paciente.
Saber cómo estar al frente, premisa promulgada
por Nightingale (Nightingale, 1990), es vital para
la seguridad de los niños que se cuidan.
En cuanto a su severidad, el 35% de los EAM,
fueron graves o moderados, lo que representa
afectación en la salud del infante y pérdidas
monetarias para la institución. Los leves fueron
el 65.21% de los casos, porcentaje superado
por los hallazgos de Stacey et al (Stacey, 2014),
donde el 80% se consideraron menores. Esta
situación no debe crear una falsa seguridad y
tranquilidad en los sistemas de salud, pues como
lo asevera Piñero, el hecho de que un error no
haya tenido consecuencias no quiere decir que
el siguiente no las pueda tener, (Piñero, 2014)
como en el caso de los EA centinela. A propósito
de ellos, Martínez-Ozuna et al (Martínez, 2018)
identicaron que 4.34% de los EAM lo eran.
Entre tanto, Valdés y Duarte (Valdés, 2017)
reportaron en su estudio que en Colombia el 5%
de los casos de EAM terminan en consecuencias
fatales como la muerte, informando que Sucre es
el cuarto departamento que más los reporta. No
obstante, los EAM pueden prevenirse. De hecho
en este estudio el 91,3% pudieron evitarse,
porcentaje similar al referido por Achury (94,7%)
(Achury, 2017), porque fueron ocasionados
por “una alteración en el cumplimiento de los
estándares del cuidado”.(Achury, 2017)(Rendón,
2019) Es por eso que Suntasig (Suntasig, 2015)
recomienda que se desarrollen programas
multidisciplinarios que permita la participación
del equipo de salud, donde se involucren
todos para detectar, reportar y disminuir los
errores, a través de la regulación de políticas
respecto a la evaluación, selección y uso de
fármacos, capacitación del personal al respecto,
comunicación efectiva y protocolos claros donde
se evidencien las concentraciones de fármacos
estándar y tablas de dosicación, (MinSalud) y
la noticación oportuna (Campos, 2012), que
para el caso de la presente investigación se
hizo en el 61% de los casos, lo cual indica que
hace falta un camino considerable para lograr la
cultura de la seguridad.
El servicio en el que más se registró EAM fue
la Unidad de Cuidados Intensivos pediátrica,
porque es un área de alta complejidad,
donde hay niños graves, pluripatológicos
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y polimedicalizados, sometidos a múltiples
tratamientos y procedimientos invasivos, que los
tornan aún más vulnerable a los EAM. (Sakuma,
2014) A propósito del tiempo de hospitalización,
los EAM ocurrieron en niños con menos de siete
días de internación, lo cual concuerda con otros
estudios, donde la media de hospitalización
osciló entre cinco y siete días (Ji, 2018)
(Riquelme, 2013). Sin embargo, discrepa de lo
armado por autores de Brasil y Etiopía, quienes
calcularon que estuvo ocho y nueve días (Teles,
2010 (Eshtie, 2019), y con Rodríguez et al
(Rodríguez, 2017), quienes determinaron que la
media de días de estancia intrahospitalaria en
la que se registraron EAM fue de 11,4 ± 8 días.
Ante esta realidad es importante acotar que, un
día más en el hospital, representa 24 horas más
de exposición su ambiente, intervenciones y con
frecuencia más medicamentos, por tanto, más
riesgo a un sin número de factores que pueden
desencadenar un EAM o cualquier otro EA. Con
respecto a este análisis, Riquelme y Ourcilleón
argumentan que “por cada actividad o proceso
que se incorpora a la atención de un paciente, la
posibilidad de que ocurra un EA se incrementa
en un 1%” (Riquelme, 2013). En lo que concierne
a los medicamentos implicados, en el presente
estudio fueron los antibióticos (21,74%), esto
mismo lo arman Monroy y Nagles (Monroy,
2014) con un 40,76% de los EAM; asimismo en
la revisión hecha por Martínez et al. (Martínez,
2018). Porcentajes aún más elevados, es decir,
72%, devela Eshetie (Eshetie, 2019).
En cuanto a las consecuencias producidas por
los EAM, la prolongación de la estancia no solo
ocurrió en un 15% de los casos, sino también
tuvo una asociación estadística signicativa (p=
0.0018), la cual también fue encontrada por
Fajreldines (Fajreldines, 2019), quien además
pudo determinar que en promedio pueden ser
3,14 días más de internación, a consecuencia
de los EAM, lo que se traduce en mayor costo
económico. Tal situación es consecuencia de
lesiones físicas al paciente, como es el caso
de la ebitis química, tal y como se demostró
en la clínica estudiada y por Milutinović et al
(Milutinović, 2015) Otros aspectos analizados
fueron los factores intrínsecos del niño que
pudieron haber propiciado los EAM. Desde
el punto de vista estadístico no se hallaron
asociaciones signicativas, pero es imperativo
recalcar que, Eshetie et al (Eshetie, 2019) y
Martínez et al (Martínez, 2014), evidenciaron
que los EAM son más comunes en los primeros
años de la vida. De hecho, es sabido que el
paciente menor de un año de edad, tiene una
actividad metabólica reducida, por lo que
acumulará más medicamento y probablemente
ese pequeño paciente se intoxique (Gonzáles,
2016). En los que el peso no supera los 10
kilos, como en el caso de lo hallado en la clínica
colombiana, es decir 55% y en el estudio de
Suntasig (Suntasig, 2015), donde el 81.4% de
los niños estaban en esta condición, hay mayor
cantidad de agua corporal, y, por tanto, mayor
volumen aparente de distribución del fármaco,
cuyo comportamiento se afecta cuando son
solubles en agua. Lo mismo ocurre con la
excreción de la mayoría de los fármacos, porque
los procesos de secreción tubular también
podrían estar inmaduros y normalizarse al año
de vida. (Gonzáles, 2016) Otro hecho que puede
constituirse en un riesgo para los niños es la
polifarmacia, que estuvo presente en el 91,30%
de los casos, principalmente con antibióticos y
analgésicos. En este sentido, Woo et al (Woo,
2015) en Corea encontraron también que esta
condición era muy común en los pacientes que
presentaban EAM, con una mediana de 21,0
medicamentos durante su tratamiento. Ante
este panorama, el conocer y capacitarse sobre
la acción farmacológica, dosis, interacciones y
reacciones adversas de los medicamentos de
uso más frecuente en pediatría, se constituye
en una obligación del personal de enfermería
que habitualmente labora en estos servicios
y el profesional debe velar porque esto se
cumpla. Entre tanto, con respecto a los factores
extrínsecos, la jornada laboral podría ser uno de
ellos, porque se pudo evidenciar que la mayoría
de los EAM (44%) ocurrieron en la noche y 26%
en la mañana, lo que concuerda con lo observado
por Martínez-Ozuna et al (Martínez, 2018), pues
en su estudio, un 36.9% de EA se dieron en la
noche y un 34.8%, en la mañana. De manera
similar, Achury et al (Achury, 2017) hallaron que
el 39,6 % de estos EA se presentó en horario
nocturno. Esto se puede relacionar con los
resultados de carga laboral en la investigación
realizada por Cuadros et al (Cuadros, 2017), en
donde el autor analiza que el trabajo aumenta en
las horas de la noche; de hecho, en el servicio
de pediatría se evidenció en la asignación de 4,8
a 5,0 pacientes por enfermera en el turno de día,
mientras que en el turno de noche aumentó de
6,4 a 7,0.
En cuanto a las intervenciones de enfermería,
los EAM pueden deberse a que como se
corroboró en la investigación a través de
análisis de las historias clínicas, no se siguen
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las pautas establecidas en protocolos como la
tabla de estabilidad del servicio farmacéutico
para la preparación y aplicación de los
fármacos intravenosos, así como lo explican
López et al en su revisión de literatura, en
la que detectaron que el incumplimiento de
políticas y procedimientos, en la preparación
de medicamentos y en la velocidad de
administración, fueron causa de error. (Soto,
2016) En este sentido se debe recalcar que,
los antibióticos y otros medicamentos de uso
intravenoso, requieren de una preparación que
implica varios pasos: determinación de la dosis a
extraer de la presentación utilizando operaciones
matemáticas básicas, reconstitución y/o dilución,
calcular la velocidad de infusión, cuando no hay
disponibilidad de bombas de infusión, seleccionar
el reconstituyente y diluyente indicados,
aspectos que muchas veces son desconocidos
u omitidos por quienes se encargan de hacerlo.
Rodríguez et al (Rodríguez, 2017), identicaron
que la gran mayoría de los EAM fueron
consecuencia de fallas en la administración de
los fármacos, y concluyen que éstos pueden ser
corregidos, puesto que están estrechamente
ligados con el cuidado de enfermería, lo cual
es corroborado por los hallazgos del presente
estudio, en el que las equivocaciones estuvieron
asociadas principalmente a la administración
del medicamento, dilución y vía incorrecta
incorrectas, similar a establecido por Soto et al
(Soto, 2016), quien arma que los principales
errores que se comenten son: medicamento,
dosis, vía, dilución y tiempo de infusión
incorrectos; resaltó que el 4,6% de los casos
hubo errores de cálculo en la dilución y en un
37,93% falta de precisión; y por Rodríguez et al
(Rodríguez, 2017) quienes hallaron que la dosis
equivocada se presentaba en un 37,8% de los
errores, la vía incorrecta en un 5.4%, paciente
incorrecto 5.4% y medicamento incorrecto 8.1%.
Otro aspecto relevante es la permanencia de
los catéteres venosos periférico, pues según lo
establecido en este estudio, a mayor número de
días con ellos, mayor probabilidad de desarrollar
ebitis (p=0.028), premisa que rearman
Milutinović et al (Milutinović, 2015), pues, las
concentraciones muy altas de medicamentos
hiperosmolares o acídicos, como lo son la gran
mayoría de antibióticos (medicamentos con
alto índice de formulación en el estudio), y la
velocidad y volúmenes de infusión inapropiados
(Milutinović, 2015), además de, el no vericar la
permeabilidad del acceso venoso, como se halló
en la investigación, produce una reacción irritante
de la íntima del vaso sanguíneo. (Valdés, 2017)
En consecuencia, es imperativo estandarizar
esta parte del proceso, a través del uso de la
tabla de estabilidad de los medicamentos,
cuya aplicación no se evidencia en las historias
clínicas revisadas de la institución estudiada,
sólo en un 10% de los casos. No solo enfermería
está involucrada en la cadena del error, también,
aunque en menor proporción, lo están otros
miembros del equipo de salud. Rodríguez et al
(Rodríguez, 2017) revelaron en su investigación
que el 8.1% fueron a causa de la prescripción
médica, dato que coincide con la asociación
demostrada en la clínica sucreña (p=0.0018).
Ante los anteriores hallazgos, se puede
concluir que fueron pocos los EAM reportados
en los años analizados en estudio, lo que no
signica que no hayan ocurrido más, sino que
se reportaron menos, tal vez no de manera
intensional, sino como consecuencia del
desconocimiento que aún existe sobre qué se
debe informar. La mayoría los EAM ocurridos
son prevenibles, porque son consecuencias
de fallas en el proceso de manipulación de los
fármacos, como la prescripción y aplicación
del medicamento, que demostraron asociación
estadísticamente signicativa con los EAM, los
cuales, tienen consecuencias directas sobre la
salud de los niños, afectando órganos como la
piel y prolongando su estancia. Los menores de
un año y la polifarmacia, estuvieron presentes
en un porcentaje considerable, por tanto, si
estas dos variables convergen, se incrementa
el riesgo de EAM. Los EAM siempre están
presentes, pues son implícitos al cuidado, por
tanto, su prevención depende del compromiso
institucional, de los profesionales ante el correcto
cumplimiento de su labor y de involucrar a los
cuidadores y al mismo paciente en su seguridad.
Declaración de nanciamiento y de conictos de
interés:
El estudio fue nanciado por los autores, quienes
declaran no tener conictos de interés
Correspondencia
Cielo Martínez Reyes
Correo electrónico: rebeca@unac.edu.co
María Horta Murcia
Correo electrónico: mfhorta@unac.edu.co
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Carmen Martínez Vergara
Correo electrónico: camartinez@unac.edu.co
Sandra Osorio Loaiza
Correo electrónico: slosorio@unac.edu.co
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