Rasgos de personalidad e inteligencia emocional en pacientes drogodependientes internos de dos centros de
rehabilitación de Lima Este
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ISSN 2411-0094
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Revista Científica de Ciencias de la Salud 12:1 2019
Rasgos de personalidad e inteligencia emocional en pacientes
drogodependientes internos de dos centros de rehabilitación de Lima Este
Personality traits and emotional intelligence in internal drug dependent patients in
two rehabilitation centers of Lima East
Raúl Stifp Zela Bravo
1
, Diana Daysi Quispe Cuno
2
RESUMEN
Objetivo: Determinar la relación entre los rasgos de personalidad e inteligencia emocional en
pacientes drogodependientes, de 14 a 18 años, internos en dos centros de rehabilitación de Lima
Este. Metodología: El tipo de estudio es cuantitativo, de alcance correlacional y de corte transversal.
La muestra estuvo conformada por 153 participantes. El modelo de los rasgos de personalidad sobre
el cual se trabaja es el modelo de los cinco grandes de Costa y McCrae (1992). La escala para
medir los rasgos de personalidad fue el Inventario de Personalidad NEO FFI (versión abreviada),
cuya adaptación peruana fue realizada por Martínez y Cassaretto (2005). Para medir los niveles de
inteligencia emocional, se utilizó el Inventario de Inteligencia Emocional ICE BARON (versión abreviada),
elaborado por Baron (1997) y adaptado por Ugarriza y Pajares (2011). Resultados: Se evidenció
que no existe relación signicativa entre ambas variables de estudio. Además, no se halló relación
signicativa entre inteligencia emocional con las dimensiones de extroversión, neuroticismo, apertura
a la experiencia, amabilidad y responsabilidad. Conclusión: Existen otros factores que intervienen en
la relación de los rasgos de personalidad con la inteligencia emocional de los participantes.
Palabras claves: Rasgos, personalidad, inteligencia, emocional, drogodependientes.
ABSTRACT
Objective: To determine the relationship between personality traits and emotional intelligence in
drug-dependent patients, from 14 to 18 years old, inmates in two rehabilitation centers in Lima East.
Methodology: The type of study is quantitative, correlational in scope and cross-sectional. The sample
consisted of 153 participants. The model of the personality traits on which we work is the model of
the big ve of Costa and McCrae (1992). The scale to measure personality traits was the NEO FFI
Personality Inventory (abbreviated version), whose Peruvian adaptation was carried out by Martínez
and Cassaretto (2005). To measure emotional intelligence levels, we used the Emotional Intelligence
Inventory ICE BARON (abbreviated version), prepared by Baron (1997) and adapted by Ugarriza
and Pajares (2011). Results: It was evidenced that there is no signicant relationship between both
study variables. In addition, no signicant relationship was found between emotional intelligence with
the dimensions of extroversion, neuroticism, openness to experience, kindness and responsibility.
Conclusion: there are other factors that intervene in the relationship of personality traits with the
emotional intelligence of the participants.
Keywords: Traits, personality, intelligence, emotional, drug addicts.
1
Psicólogo Clínico, Centro de Rehabilitación, Huachipa, Lima, Perú.
2
Psicologa, Centro de Terapia Infantil “Anjo Gabriel”, Lima, Perú.
Esta obra está bajo
una Licencia Creative Commons
Atribución 4.0 Internacional
Investigación Original / Original research
Raúl Stifp Zela Bravo, Diana Daysi Quispe Cuno
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INTRODUCCIÓN
El consumo de sustancias psicoactivas es un
comportamiento que data desde hace miles
de años. A través del tiempo el hombre ha sido
propenso a consumir sustancias que modican
el funcionamiento normal del sistema nervioso
con el n de experimentar nuevas sensaciones
y/o experiencias (Centro de Información y
Educación para la Prevención del Abuso de
Drogas [CEDRO], 2015). Sin embargo, la
drogodependencia viene considerándose
desde la década de los años setenta como una
auténtica epidemia y como uno de los más graves
problemas socio-sanitarios, debido al costo que
representa en términos de vidas, comorbilidad
con patologías somáticas y psiquiátricas, delitos
contra la sociedad, descenso de la productividad
laboral, y el incremento de conictos familiares
(Del Moral y Fernández, 2009).
Según la Ocina Nacional de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC,
2016) se calcula que en el 2015 un aproximado
de 250 millones de personas consumieron algún
tipo de droga por lo menos una vez, aún más
inquietante es que cerca de 29,5 millones de esos
consumidores, es decir, el 0,6% de la población
adulta mundial, padece trastornos provocados
por el consumo compulsivo de las drogas, lo
que signica que la ación a las drogas y su
uso descontrolado es perjudicial hasta el punto
de que pueden sufrir enfermedades mentales,
dependencia y necesitar tratamiento.
En cuanto al panorama nacional, CEDRO
(2018) menciona que el consumo de alcohol
y de otras drogas ilegales se ha convertido en
un problema grave que requiere una mayor
atención por las autoridades, ya que dichas
drogas se comercializan dentro de la población
a bajos precios. Así también, en su investigación
realizada dentro del país, en el año 2017, muestra
que, respecto a las drogas legales, el 79.2 % de
la población peruana ha consumido por lo menos
una vez bebidas alcohólicas y el 52.5% consumió
por lo menos una vez tabaco. En cuanto a las
drogas ilegales, se observa que la sustancia
con mayor prevalencia es la marihuana (8.1%),
seguida por la pasta básica de cocaína (2.0%), el
clorhidrato de cocaína (1.6%) y el éxtasis (1%);
asimismo, se evidencia que existe una mayor
predominancia de consumo en varones.
Por esta razón, es necesario identicar los
factores que llevan a la población peruana a
buscar este tipo de sustancias y refugiarse en
ellas. Frente a esta situación, Hjelle y Ziegler,
(1992) y Hosseini y Anari (2011) concuerdan en
que los factores que intereren directamente
para que un individuo participe en conductas
de consumo de sustancias psicoactivas
son: una baja autoestima, incapacidad para
manejar y regular las emociones, dicultades
para expresar sus sentimientos, personalidad
inestable, dicultades en sus capacidades de
adaptación a las presiones del medio y la falta
de habilidades para la solución de problemas.
Así mismo, Pedrero, Olivar y Puerta (2007) han
encontrado que los rasgos de personalidad que
predominan en una población drogodependiente
son los de tipo desorganizado, melancólico
y ciclotímico, asimismo encontró que en la
población no adicta predomina los rasgos de tipo
equilibrado. De igual manera, Sánchez y Berjano
(1996) demostró que los sujetos adictos son más
inestables emocionalmente, toleran menos la
frustración y tienden con más frecuencia a evadir
todo tipo de responsabilidad. Así también Arana
y Pérez (2013), en una investigación similar a
las mencionadas anteriormente, demuestra que
el rasgo neuroticismo podría ser un factor de
riesgo en el consumo de alcohol como estrategia
de afrontamiento.
Los rasgos de personalidad, como se vio en los
párrafos anteriores, son uno de los factores más
relevantes que inuyen en la drogodependencia,
y su importancia reside en su capacidad para
poder explicar y predecir el comportamiento
humano (Hjelle y Ziegler, 1992). Se entiende
como rasgos de personalidad a la serie de
tendencias básicas y características de cada
individuo, las cuales lo predisponen a actuar
frente a una situación determinada. (Costa y
McCrae, 1997; citado por Cloninger, 2003).
Por otro lado, Hosseini y Anari (2011)
maniestan que los problemas de salud mental,
en gran medida, tienen una infraestructura
emocional, dicho de forma especíca, los daños
sociales como el suicidio, la drogodependencia,
el comportamiento criminal y los trastornos
mentales son resultado de una baja autoestima,
incapacidad para expresar los sentimientos
y la falta de habilidades de comunicación
asertiva y solución de problemas. Así también,
Epstein (2012) considera que las emociones
desempeñan un papel muy importante al
momento de desarrollar una drogodependencia,
ya que, si estas surgen en un ambiente donde
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hay intentos de alejarse de un miedo, dolor o
desilusión, pueden terminar refugiándose en
el fondo del abuso de sustancias psicoactivas,
asimismo encuentra que los individuos
drogodependientes poseen bajos niveles
de inteligencia emocional a diferencia de
las personas no adictas. Del mismo modo
Morales (2007) menciona que las personas
que carecen de una adecuada regulación
emocional, están más predispuestas a generar
problemáticas interpersonales aumentando así
la susceptibilidad a la drogodependencia.
Según lo dicho, se puede ver que, al igual
que los rasgos de personalidad, la inteligencia
emocional es otro de los factores más relevantes
que inuye en el desarrollo de las conductas
drogodependientes, ya que se muestra que las
personas que no tienen un manejo adecuado
de sus emociones, son más propensas a
refugiarse en el mundo de las drogas. (Morales,
2007; Hosseini y Anari, 2011; Epstein, 2012). Se
entiende por inteligencia emocional al conjunto
de habilidades personales, emocionales y
sociales que inuyen en la habilidad para
adaptarse y enfrentar las demandas que el
entorno ejerce sobre el individuo, Baron (1997).
En los intentos por relacionar ambas variables,
Hosseini y Anari (2011); Nawi, Redzuan y
Hamsan (2012); Kappagoda, (2013), Yusoo,
Desa, Ibrahim, Kadir y Rahman (2014);
concuerdan que los rasgos de personalidad,
como la extroversión, amabilidad y conciencia
se correlaciona positivamente con niveles altos
de inteligencia emocional, por otro lado, el rasgo
neuroticismo, se correlaciona con niveles bajos
de inteligencia emocional. En otras palabras, los
rasgos de personalidad inestables y los niveles
bajos de inteligencia emocional provocan un
décit para generar actitudes y respuestas
positivas, repercutiendo en una baja capacidades
de adaptabilidad y afronte frente a las presiones
del medio, lo que hace que sean más propensos
a desarrollar una drogodependencia, incurrir en
conductas delictivas, intentos de suicidios, etc.
Frente a estos alcances, y considerando la
carencia de investigaciones que correlacionan
rasgos de personalidad e inteligencia emocional
en una población drogodependiente, la presente
investigación tiene como objetivo determinar si
existe una relación signicativa entre las variables
ya mencionadas anteriormente en pacientes
drogodependientes, de 14 a 18 años, internados
en dos centros de rehabilitación de Lima Este.
METODOLOGÍA
De enfoque cuantitativo y de diseño no
experimental, debido a que las variables de
estudio no fueron controladas ni manipuladas.
Asimismo, es de corte transversal, debido
al proceso de recolección de la información,
puesto que se dio en un único momento, de tipo
correlacional porque buscó la relación entre las
variables de estudio (Hernández, Fernández y
Baptista, 2005).
Muestra
Los participantes de la investigación son
varones drogodependientes de nacionalidad
peruana que oscilan entre las edades de 14
a 18 años y que están internados en dos
centros de rehabilitación de Lima Este. Sobre
la población identicada se conformó una
muestra seleccionada mediante un muestreo no
probabilístico; de tipo intencional, cuyo tamaño
ascendió a 153 sujetos.
Instrumento
Inventario de la personalidad NEO FFI
El Inventario de la Personalidad NEO FFI
fue creado por Costa y McCrae (1992) y su
adaptación y validación peruana fue realizada
por Martínez y Cassaretto (2011), obteniéndose
una conabilidad por encima de 0.70 en todas
las escalas y se incrementó el porcentaje de
varianza total explicada a 38.29. El inventario
consta de 60 armaciones; las respuestas se
dividen en 5 categorías que van desde Totalmente
en desacuerdo y termina en Totalmente de
acuerdo, Los resultados se obtienen a través de
niveles; alto, medio y bajo. El test está agrupado
en 5 dimensiones: Neuroticismo, extraversión,
apertura a nuevas experiencias, amabilidad
y responsabilidad; cada una de ellas están
conformada por 12 ítems.
Cuestionario de inteligencia emocional (ICE
Baron)
El nombre Original de la prueba es “EQYVi-
BarOn Emotional Quotient Inventory”, cuyo
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autor es Reuven Baron. Su procedencia: Toronto
- Canadá y la adaptación y validación peruana
fue realizada por Ugarriza y Pajares (2005), en
la que se obtuvo una conabilidad por encima
de 0.80, lo que signica que los coecientes de
conabilidad son bastantes satisfactorios. El
inventario tiene cinco dimensiones: Componente
intrapersonal (CIA), Componente interpersonal
(CIE), Componente de adaptabilidad (CAD),
Componente de manejo de estrés (CME),
Impresión Positiva (IP). Consta de dos
versiones, la completa que posee 60 ítems, y
la abrevia con 30 ítems, siendo esta ultima la
que se usó para la investigación. Su calicación
es usando la escala de Likert de 4 puntos en
la cual los evaluados responden a cada ítem
según las siguientes opciones de respuestas:
“muy rara vez”, “rara vez”, “a menudo” y “muy
a menudo”. Los puntajes altos indican niveles
elevados de inteligencia emocional y social. La
administración del cuestionario es individual
o de forma colectiva. La duración es sin límite
de tiempo, pero se estima unos 10 a 15 min
aproximadamente.
Análisis de datos
Para el análisis estadístico se utilizó el software
estadístico SPSS versión 22.0 para Windows.
Tabla 1
Datos sociodemográcos de los participantes.
N %
Edad
13 a 15 años
5
3.3%
16 a 18 años 148 96.7%
Con quienes reside
Ambos padres 91 59.6%
Solo con uno 35 22.8%
Otros 27 17.6%
Procedencia
Costa 119 77.8%
Sierra 33 21.6%
Selva
1
0.7%
Grado de instrucción
Primaria
1
0.7%
Secundaria Completa 78 51%
Secundaria Incompleta 42 27.5%
Superior Incompleto 32 20.9%
Una vez recolectada la información se transrió
a la matriz de datos del software estadístico para
su respectivo análisis. Los resultados obtenidos
han sido ordenados en tablas para su respectiva
interpretación que permitió evaluar y vericar
las hipótesis planteadas. Primero, se realizó la
prueba de Kolmogorov-Smirnov para precisar la
distribución de la muestra. Segundo, se utilizó la
prueba estadística de correlación de Spearman
para determinar si existe relación signicativa
entre las variables de estudio.
RESULTADOS
La muestra estuvo conformada por 155
participantes. Se aprecia, en la tabla 1, que el
96.7% está conformado por participantes con
edad de 16 a 18 años. Así también, se observa
que el 59.6% reside con ambos padres, el 22.8%
reside con solo uno y el 17.6% reside con otros
familiares o apoderados. Además, se evidencia
que el 77.8% de los participantes proviene de la
costa, el 21.6% proviene de la sierra y el 0.7%
proviene de la región selva. Finalmente, se divisa
que el 51% de los participantes logró culminar
sus estudios académicos, por otro lado, existe
un 27.5% que aún no concluye su secundaria y
un 20.9% que se encuentra cursando estudios
superiores.
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En la tabla 2, se aprecia que el 86.3% de
los participantes presenta niveles altos de
neuroticismo, lo que signica que muestran
un bajo control emocional y son tendientes
a experimentar sentimientos negativos. Por
otro lado, se evidencia que la mayoría de los
participantes (81.7%) presenta niveles bajos de
responsabilidad, es decir que existen dicultades
para planicar y ejecutar actividades. Del mismo
modo, el 63.3% de los participantes presenta
niveles bajos de amabilidad, lo que indica
que tienen escasas habilidades empáticas y
asertivas. Así también, se observa que el 51.6%
de los participantes alcanza niveles bajos de
extroversión, lo que signica que preeren
estar solos o en compañía de amigos íntimos.
Estos hallazgos coinciden con los estudios de
Martin (2014) quien realizó una investigación,
en la que uno de sus objetivos fue estudiar
las dimensiones de personalidad en pacientes
drogodependientes internos en un centro de
rehabilitación de Chile. Los resultados señalan
que, a mayor tiempo de internamiento, disminuyen
los niveles de extraversión y aumentan los
niveles de neuroticismo. Finalmente, el 51.1%
alcanzó niveles moderados de apertura a la
experiencia, es decir, en algunas ocasiones
buscan experimentar sensaciones nuevas.
Estos resultados se asemejan a los estudios
de Pedrero, Olivar y Puerta (2007); y Sánchez
y Berjano (1996), quienes concluyen que los
rasgos de personalidad que predominan en
una población drogodependiente son los de
tipo inestable, desorganizado, melancólico,
impulsivo y tienden con más frecuencia a evadir
todo tipo de responsabilidad.
Tabla 2
Nivel de rasgos de personalidad en los participantes.
Bajo Moderado Alto
n % n % N %
Extroversión 79 51.6% 61 39.9% 13 8.5%
Neuroticismo
2
1.3% 19 12.4% 132 86.3%
Amabilidad 103 67.3% 32 20.9% 18 11.8%
Apertura a la
Experiencia
54 35.3% 78 51.1% 21 13.7%
Responsabilidad 125 81.7% 26 17.0%
2
1.3%
En la tabla 3 se aprecia que, en la escala
general, el 98.7% de los participantes obtiene
niveles bajos de inteligencia emocional, lo
que signica que existen dicultades para
gestionar adecuadamente sus emociones.
Estos resultados coinciden con los estudios
de Epstein (2012) y Romero, Mayoral y
Triviño (2016), quienes concluyeron que los
participantes adictos presentaban cocientes
bajos de inteligencia emocional. Por otro lado,
haciendo un análisis de sus dimensiones, se
observa que, en la escala intrapersonal, el
73.9% alcanzó niveles moderados, esto supone
que presentan habilidades adecuadas para
percibir sus emociones. Seguidamente, en la
escala interpersonal, se aprecia que el 98.8%
presenta niveles bajos en sus habilidades
para percibir los sentimientos de los demás.
Así también, en la escala de adaptabilidad, se
contempla que el 57.5% presenta niveles bajos
en sus capacidades de resolución de problemas.
Finalmente, en la escala de manejo de estrés, se
evidencia que el 71.9% alcanza niveles bajos,
lo que signica que existen dicultades para
manejar sus estados de ánimo y controlar sus
impulsos. En este sentido Mascaraque (2015)
concluye que, a mayor tiempo de consumo
de drogas, la regulación emocional es menor.
Por otro lado, Mayer y Salovey (1997; citado
por García y Giménez, 2010) reeren que la
inteligencia emocional va madurando a medida
que el ser humano tenga más edad.
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Tabla 3
Niveles de inteligencia emocional en los participantes.
Bajo Moderado Alto
n % N % N %
Escala General 151 98.7%
2
1.3%
0
0%
Intrapersonal 29 19% 113 73.9% 11 7.2%
Interpersonal 142 98.8% 11 7.2%
0
0%
Adaptabilidad 88 57.5% 58 37.9%
7
4.6%
Manejo de estrés 110 71.9% 41 26.8%
2
1.3%
Con el propósito de realizar los análisis comparativos y contrastar las hipótesis planteadas, se
procedido a realizar primero la prueba de bondad de ajuste para precisar si las variables presentan
una distribución normal. En ese sentido la tabla 4 presenta los resultados de la prueba de bondad de
ajuste de Kolmogorov-Smirnov (K-S). Como se observa en la Tabla 15 los datos correspondientes a
las 2 variables en su mayoría no presentan una distribución normal dado que el coeciente obtenido
(K-S) es signicativo (p<0.05). Por tanto, para los análisis estadísticos correspondientes se empleará
estadística no paramétrica.
Tabla 4
Prueba de bondad de ajuste a la curva normal para las variables de estudio.
Variables Dimensiones
Media
D.E. K-S
P
Extroversión 27.39 5.97 .09 .002
Neurotisismo 22.93 5.78 .07 .029
Rasgos de personalidad Apertura a la experiencia 26.99 5.20 .11 .000
Amabilidad 26.58 6.12 .05 .200
Responsabilidad 26.88 6.13 .06 .087
Inteligencia Emocional Coeciente Emocional 64.39 9.68 .11 .000
*p<0.05
Como se puede apreciar en la tabla 5, el coeciente de correlación de Spearman indica que no existe
relación signicativa entre el rasgo de extroversión y los niveles de inteligencia emocional (r =
-,028, p =,734). De igual forma, se aprecia que tampoco hay relación signicativa con los rasgos de
neuroticismo (r =,086 p = ,734), apertura a la experiencia (r = ,085 p = ,297), amabilidad (r = ,045 p =
,581) y responsabilidad (r = ,005 p = ,955).
Tabla 5
Coeciente de relación entre rasgos de personalidad e inteligencia emocional.
Rasgos de Personalidad Inteligencia emocional
rho P
Extraversión -,028 ,734
Neuroticismo ,086 ,293
Apertura a la Experiencia
-,085
,297
Amabilidad
-,045
,581
Responsabilidad
-,005
,955
** La correlación es signicativa al nivel 0.01
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DISCUSIÓN
En esta investigación con respecto al rasgo de
personalidad neuroticismo, siguiendo el modelo
de Costa y McCrae (1992) no se relaciona
signicativamente con la inteligencia emocional
del modelo de Baron (1997), (r = .086 p = .734).
Esto indica que los rasgos neuróticos de los
pacientes drogodependientes no se asocian con
los niveles de inteligencia emocional, es decir,
un participante puede tener altos o bajos niveles
de neuroticismo (tendencia a la inseguridad
y a experimentar sentimientos negativos)
independientemente de sus niveles de
inteligencia emocional. Estos resultados podrían
indicar la presencia de otros factores como el
funcionamiento social familiar, autoestima y las
habilidades sociales, que intervienen al momento
de determinar los niveles de inteligencia
emocional de una persona (Goleman, 1995;
Roca, 2013). Sin embargo, estos resultados
dieren con los estudios de Coico y Guevara
(2011); Hosseini y Anari (2011) y Nawi, Redzuan
y Hamsan (2012) quienes concluyen que si
existe relación signicativa entre neuroticismo e
inteligencia emocional. Los mismos resultados,
coinciden con el estudio de Parodi, Bemonte,
Ferrándis y Ruíz (2017); Alghamdi, Aslam y
Khan (2017) y Arana y Caritimari (2017) quienes
concluyeron que ambas variables no presentan
relación signicativa. Estas variaciones en
los resultados, probablemente se deban a las
distintas poblaciones de estudio, puesto que este
puede ser un factor determinante e inuyente en
los resultados de una investigación.
Así también, los resultados muestran que
no existe relación signicativa entre el rasgo
de personalidad extraversión e inteligencia
emocional (r = -.028, p = .734), en otros
términos, los niveles de extroversión, evaluados
desde la perspectiva de los pacientes, son
independientes a los niveles de inteligencia
emocional. Estos resultados no coinciden
con los estudios de Fortes, M., Oriol, X.,
Filella, G., Del Arco, I. y Soldevila, A. (2013);
Kappagoda (2013); Yusoo, Desa, Ibrahim,
Kadir y Rahman (2014) quienes concluyeron
que si existe relación signicativa entre ambos
constructos. Probablemente la explicación
se deba a la naturaleza de esta variable, la
cual de acuerdo al modelo teórico de Costa y
McCrae (1992) es denida como la tendencia
a ser amistosos, locuaces, despreocupados
y amantes de la aventura y el riesgo. De este
modo, si se hace un análisis introspectivo a
los indicadores de esta dimensión, se observa
que los tales encuentran una mejor asociación
con otras variables de investigación distintas
a la inteligencia emocional. Tal como lo indica
Bastidas (2017), quien encontró relación
signicativa entre el rasgo de extroversión con
la variable procrastinación, o sea, a mayores
niveles de extroversión, mayor será la tendencia
a procrastinar (retrasar una tarea pendiente).
Por otro lado, los hallazgos obtenidos respecto
al segundo aspecto coinciden con el estudio
de Parodi, Bemonte, Ferrándis y Ruíz (2017) y
Arana y Caritimari (2017) quienes encontraron
que no existe una relación signicativa entre
la extraversión e inteligencia emocional,
concluyendo este último que la extroversión no
determina el nivel de inteligencia emocional de
una persona y viceversa.
Tampoco se evidencia relación signicativa entre
el rasgo de personalidad apertura a la experiencia,
del modelo de Costa y McCrae (1992), y la
inteligencia emocional (r= .085 p = .297). Esto
da a entender que ambas variables, evaluadas
desde la perspectiva de los participantes no
se asocian. Estos resultados coinciden con los
estudios James, Bore y Zito (2012), quienes
concluyeron que la inteligencia emocional y el
rasgo de apertura a la experiencia no presentan
correlación signicativa. Igualmente sucede
con el estudio de Mesa (2015), quien concluyó
que los rasgos de amabilidad y apertura a la
experiencia no muestran correlación signicativa
con la Inteligencia emocional. Posiblemente,
la explicación se deba a la naturaleza de la
dimensión, la cual de acuerdo al modelo teórico
de Costa y McCrae (1992) es denida como la
tendencia a experimentar nuevas sensaciones
que les resulten agradables y estimulantes.
En este sentido, haciendo un análisis de sus
indicadores, se puede observar que es una
variable independendiente a la inteligencia
emocional, lo cual mostraría él porque del
resultado. Sin embargo, se encontró que el
rasgo apertura a la experiencia se correlaciona
en gran manera con la variable adicción a
sustancias psicoactivas, esto es corroborado
por Amirabadi et al. (2015) y Pedrero y Rojo
(2008) quienes concluyen que hay niveles altos
en el rasgo apertura a la experiencia que se
correlacionan signicativamente con el riesgo a
la adicción de sustancias psicoactivas.
Del mismo modo, no se encontró relación
signicativa entre el rasgo de personalidad
amabilidad, del modelo de Costa y McCrae
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(1992), y la inteligencia emocional (r = .045 p
=.581), lo que signica que ambas variables,
que fueron medidas desde la perspectiva de los
participantes, no se asocian. Estos resultados
concuerdan con los estudios de Petrides et al.
(2007) y Mesa (2015) quienes concluyeron que
el rasgo de amabilidad no muestra correlación
signicativa con la inteligencia emocional.
Probablemente esto se deba a que la variable,
que es denida como la tendencia a llevarse
bien con los demás, evitar los conictos y
mostrarse complaciente (Cassaretto, 2009),
es independiente y no determina los niveles de
inteligencia emocional, que es denida como
aquellas habilidades que nos permiten gestionar
adecuadamente las emociones propias y la de
los demás (Baron, 1997). Sin embargo, como
se menciona anteriormente, estos resultados
podrían indicar la presencia de otras variables,
como el funcionamiento social familiar, autoestima
y las habilidades sociales, que se asocian mejor
con la inteligencia emocional (Goleman, 1995;
Roca, 2013). Por otro lado, existen estudios
como los de Nawi, Redzuan y Hamsan (2012);
Fortes, Oriol, Filella, Del Arco y Soldevila (2013);
Kappagoda (2013) y Yosoo, Desa, Ibrahim,
Kadir y Rahman (2014) que dieren con los
resultados de este cuarto aspecto. No obstante,
es menester conocer que tales resultados
provienen de una población no adicta, es decir,
diferente a la población del presente estudio.
Finalmente, no se halló relación signicativa
entre el rasgo de responsabilidad, del modelo
de Costa y McCrae (1992), y la inteligencia
emocional (r = .005 p = .955). Estos resultados
dieren con los estudios de Coico y Guevara
(2011); Hosseini y Anari (2011) y Nawi, Redzuan
y Hamsan (2012), quienes concluyeron
que ambos constructos presentan relación
signicativa, vale decir, a mayores niveles de
responsabilidad, mayores serán los niveles
de inteligencia emocional. Sin embargo, la
varianza en el resultado obtenido de la presente
investigación, posiblemente se deba al tipo de
población de estudio, como se mencionaba
anteriormente. En este sentido, se puede armar
que la naturaleza del rasgo de responsabilidad
no se asocia con la inteligencia emocional y que
existen otros factores sociales o individuales
que intereren al momento de determinar los
niveles de IE en la población. Por ende, un
participante puede tener altos o bajos niveles
de responsabilidad (tendencia a plantearse
objetivos y cumplirlos) independientemente de
sus niveles de inteligencia emocional.
Declaración de nanciamiento y de conictos
de interés:
El estudio fue nanciado por los autores, quienes
declaran no tener conictos de interés
Correspondencia:
Raúl Stifp Zela Bravo
Correo electrónico:
raulzela@upeu.edu.pe
Diana Daysi Quispe Cuno
Correo electrónico:
diana.qc@upeu.edu.pe
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Recibido: 06/12/18
Aceptado: 19/03/19